miércoles, 24 de octubre de 2007

A los veinticinco años del cambio

Artículo publicado por MªAsun Apesteguia (*) en Diario de Noticias (25/10/2007)

"Quien gana, más que el PSOE, es la democracia y el pueblo" (Felipe González, 28-10-82)

Pertenezco a una generación de ciudadanos y ciudadanas que nacimos y crecimos en el franquismo. Pero que políticamente maduramos cuando teníamos la treintena de edad a las espaldas.

En aquellos años 70, en los estertores de la dictadura, muchos sentíamos que el país transitaba hacia la modernidad, la pluralidad y la democracia… pero que el régimen echaba el freno de mano. Nos implicamos, casi sin quererlo, vecinal, sindical y políticamente en la clandestinidad contribuyendo a construir, entre todos, el edificio de la democracia, cada uno desde nuestro lugar: una asociación de vecinos, de padres, un club deportivo, un sindicato o, los menos, militando en los partidos políticos entonces clandestinos.

Pero las mayores ilusiones y expectativas se agruparon entorno a un personaje extraordinario, fuera de lo común por su capacidad política, liderazgo social y carisma. En Felipe González se representaron los anhelos e ilusiones de millones de españoles y españolas que, como yo, queríamos avanzar en democracia, transformar la sociedad sobre las bases de la justicia social sin que ello significara ni revancha, ni ruptura ni traumas.

Hace 25 años, el 28 de octubre de 1982, fui espectadora privilegiada de aquella ilusión, como interventora del PSOE en un colegio electoral de Pamplona percibí aquello que, con esa intensidad, no he sentido desde ese día: la complicidad de la inmensa mayoría de la ciudadanía, la ilusión colectiva y la apuesta por un proyecto social de cambio y convivencia.

No pretendo un ejercicio de nostalgia o autocomplacencia, sino una reflexión escrita y compartida con el conjunto de la ciudadanía, y especialmente, con la generación política que nos educamos en el compromiso y la gestión pública en los primeros años de la democracia.

25 años después, y tras 14 años de gobiernos de Felipe González, el resultado final es plenamente satisfactorio. Evidentemente, el riesgo de aquella ilusión colectiva era la posible frustración de parte del caudal de esperanzas. No obstante, creo que para la inmensa mayoría de los españoles que apoyamos el proyecto socialista, comprendiendo la dificultad de la acción de gobierno, creo que el balance cumplió las expectativas depositadas, pese a la dureza de algunas decisiones que nos confrontaban con nuestra base social.

Aspectos como la reconversión industrial de los años 80, imprescindibles de cara a acometer la modernización de nuestro tejido productivo y con ello la creación de más y mejor empleo, se acometieron con decisión no exenta de dificultades y ciertas incomprensiones. El resultado final, no obstante, muestra la acertada decisión postergada irresponsablemente por los gobiernos de los últimos años de la dictadura y de centro derecha de la democracia.

Así mismo, decisiones en principio delicadas, como la permanencia de España en las estructuras de la Europa Occidental (tales como la OTAN) permitieron ese mismo año el hecho de mayor trascendencia para España en los últimos dos siglos, como fue la integración en la actual Unión Europea, es decir, la inserción definitiva de España en el sistema de valores políticos, económicos y sociales de la Europa democrática, así como en sus ámbitos de decisión, convirtiendo a España en una agente activo y entusiasta del proceso de construcción europea.

Todo ello acompañado de un proyecto de transformación social ejecutado durante 14 años y que supusieron hitos que hoy consideramos ya derechos adquiridos e indiscutibles, tales como la universalización de la salud pública y la educación, así como de las prestaciones sociales (pensiones, bienestar social…), y las extensión definitiva del Estado de las Autonomías que reconciliaba a España con el conjunto de los pueblos que la integran.

En definitiva, un basto programa de acción, no solo política, sino eminentemente social que contó con la complicidad de la inmensa mayoría de la ciudadanía navarra y del conjunto de España.

Un trabajo histórico que, aun siendo protagonista activo y exclusivo el conjunto de la sociedad, supo coordinarlo con inteligencia, capacidad y perspectiva la figura de Felipe González. Una figura política que hoy en día sigue marcando pauta política con sus reflexiones e intervenciones, como tuvimos la oportunidad de ver recientemente en Pamplona en donde, acertadamente y desde la pedagogía política, apostaba por el consenso identitario y social de la Comunidad Foral.

Ese es el hecho histórico que estos días recordamos, no como una acto partidario sino como balance positivo del conjunto de la sociedad que, aun no sintiéndose identificada en parte o en totalidad con el Partido Socialista, si reconocen la contribución extraordinaria de aquellos dirigentes políticos y la confianza que la sociedad depositó en ellos.
(*) Miembro del Comité Federal del PSOE. Ex concejal de Pamplona (1983-95) y ex parlamentaria foral (1995-99)

No hay comentarios: