Javier Remírez Apesteguía (Miembro del Comité Regional PSN-PSOE). Artículo publicado en El Periódico de Catalunya (31/08/2007)En los últimos meses, y muy a nuestro pesar, Navarra, y más concretamente, el PSN-PSOE, han sido los protagonistas políticos y mediáticos en relación con el proceso de elección del nuevo presidente del Gobierno foral que, desgraciadamente, ha culminado con la reelección del candidato de UPN-PP, Miguel Sanz. Trágico ha sido el papel que han jugado el PSN y el PSOE, que, pese a la voluntad inequívoca de sus bases y militantes, expresión trasladada del sentir de la mayoría social de progreso de Navarra, han optado finalmente por permitir el acceso de UPN al Gobierno de la comunidad foral.
Muchos navarros hemos detectado en todo este periodo, dentro y fuera del PSOE, un cierto desconocimiento del ser y sentir de nuestro pueblo. Navarra es la única comunidad española con una singularidad institucional específica: un régimen fiscal propio, normativa específica en materia de derecho civil, amplias competencias... Ello ha derivado en un sentir mayoritario entre los navarros que combina la leal contribución al proyecto de España con la defensa de la foralidad, la federalidad y la descentralización.
Producto de esta evolución histórica es la sociedad navarra plural del siglo XXI, motivada y concienciada políticamente, en la que es preciso articular discurso de cohesión y no de confrontación. En los últimos meses, UPN, al servicio de la estrategia de crispación del PP, ha hecho dejación de su compromiso con la cohesión social y la convivencia entre los navarros y, junto con una nefasta gestión de los servicios públicos, presentó las últimas elecciones autonómicas como un plebiscito entre su modelo conservador o el caos. Y fracasó estrepitosamente.
La sociedad navarra arrebató el pasado 27 de mayo la mayoría absoluta conservadora (UPN-CDN) que regía en Navarra y transmitió un triple mensaje muy claro: cambio, progreso y convivencia. Y muchos socialistas navarros, entre los que nos encontramos los agrupados en torno al Foro, entendimos el mensaje y, pese a haber sido el PSN la tercera fuerza política, convergimos desde la diferencia con Nafarroa Bai e Izquierda Unida en la necesidad de articular una proyecto político de gobierno que primara las políticas sociales y generara un clima de cohabitación y cohesión entre las identidades culturales, lingüísticas y nacionales que convivimos en Navarra.
Hay una tarea histórica pendiente desde la transición en Navarra: que todos los navarros se vean reflejados en el Gobierno que les dirige, y ello se identifica en el compromiso del nacionalismo democrático en las tareas de un Gobierno progresista, plural y transversal, desde el respeto a la singularidad institucional. Del mismo modo, el nacionalismo democrático ha de entender que el ser y sentir mayoritario de la población es, desde la buena vecindad y colaboración con las comunidades limítrofes, mantener nuestra singularidad institucional. Y este hecho no solo reforzará a Navarra como comunidad, sino al conjunto de la España plural, federal y solidaria hacia la que nos dirigimos y sentimos.
Dicho mandato popular no lo ha sabido o no lo ha querido gestionar la vigente dirección regional del PSN-PSOE, compuesta por personas muchas de las cuales, en su trayectoria interna, han preferido el legítimo, pero erróneo, entendimiento con UPN-PP frente a la apuesta por un Gobierno de carácter transversal y progresista, sensible a la pluralidad pero plenamente respetuoso con Navarra como comunidad foral propia y diferenciada. Esa falta de compromiso con el cambio ha sido un elemento fundamental en el fracaso de los proceso de negociación y en la falta de capacidad de convicción ante la dirección federal del PSOE.
Para Foro, el PSN-PSOE tiene la tarea política de cohesionar el progreso y la convivencia de nuestra sociedad. UPN está jugando ahora la prórroga de un partido que tiene perdido, el partido de la convivencia, y sus dirigentes han fracasado como gobernantes, como gestores y como políticos. Y los navarros así lo sienten.
Los miembros de Foro, como agrupación abierta de militantes y simpatizantes del socialismo navarro, tras la frustración y el desasosiego, proponemos renovar el compromiso con el mandato que el pueblo nos dio el 27 de mayo. En definitiva, no pretendemos nada más, ni nada menos, que recuperar la credibilidad política del PSN y el PSOE en Navarra siendo leales al sentir de la mayoría. Esa es nuestra apuesta y nuestra ilusión.
También firman el artículo Juan José Lizarbe y Angel García Undiano
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